Chequeo médico después de la cirugía. Foto: AGB
Existen múltiples rutas quirúrgicas, todas adaptadas a condiciones individuales y a cómo se siente cada paciente
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Tomarse en serio la decisión de quitar las prótesis de pecho, lo que se conoce como explantación mamaria, suele ser la conclusión de un camino personal repleto de preguntas y emociones. No todo el mundo la toma por los mismos motivos: algunas personas lo hacen por complicaciones médicas, otras simplemente quieren reencontrarse con su imagen anterior, más natural. La cirugía, aunque suene a trámite puramente médico, es variada como los motivos que la alimentan. Quizás te sorprenda saber que existen múltiples rutas quirúrgicas, todas adaptadas a condiciones individuales y a cómo se siente cada paciente con su cuerpo.
Por cierto, si alguna vez has pensado en quitar las prótesis de pecho y buscas información práctica o testimonios reales, hay recursos útiles que pueden acompañarte en el proceso y resolver muchas dudas iniciales. Esto, claro, te da otro ángulo por donde mirar la situación, más cercano a la experiencia humana que a los tecnicismos puros.
De hecho, hoy los especialistas y equipos médicos están mucho más abiertos a escuchar los motivos personales detrás de una explantación. El antiaging group in Barcelona es un ejemplo de clínicas que orientan este tipo de intervenciones de manera individualizada, priorizando tanto bienestar físico como psicológico. Así que la mirada profesional suma a la emocional y se valora el cómo llegar a la mejor solución para cada historia.
¿Cuáles son las opciones quirúrgicas para retirar los implantes?
Si te preguntas cómo es el proceso, no creas que todo es blanco o negro. La cirugía de explantación a veces consiste en retirar sólo el implante, otras veces hay que sacar también esa cápsula fibrosa que el mismo cuerpo crea y que a veces se comporta como un escudo. En ocasiones, esta cápsula puede volverse dura, un poco como si se pusiera a la defensiva o, simplemente, se calcifica y complica el panorama. La regla general: todo depende, nunca es copia exacta de un caso a otro.
Lo curioso es que cada variante quirúrgica va tocando diferentes niveles de complejidad y, por supuesto, cambia lo que uno puede esperar de la recuperación.
Explantación simple sin capsulectomía
Vamos a lo sencillo: aquí, el médico quita solo la prótesis, dejando esa cápsula que rodeaba el implante quieta en su sitio. Imagina desprender una cáscara de huevo del interior de otra sin romper lo de afuera. Es la técnica indicada cuando no hay molestias ni señales de alarma. La gente suele sentirse aliviada porque el postoperatorio es, generalmente, más corto y menos pesado.
Capsulectomía parcial
Si hay zonas más problemáticas en la cápsula, se opta por retirarlas solo a medias: se saca el implante y sólo el segmento sospechoso o comprometido. Esto lo hacen los cirujanos para acortar la cirugía y reducir riesgos en pacientes más frágiles o cuando el resto de la cápsula está tranquilo y sin sorpresas.
Capsulectomía total
- Este procedimiento implica retirar absolutamente todo: implantado y la cápsula por completo. Lo pensarás cuando haya contracturas importantes, infecciones o sospecha de enfermedades tipo BIA-ALCL. Si el cuerpo mandó señales (dolor, líquido, deformidad), entonces se elige esta variante más minuciosa, aunque es larga y requiere manos experimentadas.
Explantación en bloque o "en bloc"
Pensada para quienes viven la preocupación de una rotura del implante o enfermedad complicada, la explantación en bloque quita todo de una sola pieza. Como quien saca una nuez de su cáscara sin romper nada, evitando que se disemine material dentro del pecho. Es preferida también si hay sospechas de algo maligno. Eso sí, depende mucho de cómo se haya conformado esa cápsula, a veces tan pegada a los tejidos que el desafío es mayor.
¿Cómo saber qué tipo de cirugía de explantación necesitas?
Quizás lo fundamental sea recordar que aquí no existe una receta universal ni un “café para todos”. El cirujano plástico de confianza valorará tu historial y la situación concreta, observando desde el motivo de retirada hasta si hay síntomas raros o el estado de los tejidos. Hay que mirar todo el cuadro y, a veces, cambiar de opinión en el camino tras una exploración más profunda.
Factores que determinan la técnica adecuada
- Razón personal principal para quitar el implante.
- Estado y dureza de la cápsula.
- Presencia o ausencia de síntomas: ¿hay dolor o señales sistémicas?
- ¿Implante roto o sospecha de que así sea?
- El criterio del equipo médico, con su experiencia de fondo marino; cada profesional tiene su brújula.
Comparativa de las técnicas de explantación
Para no perderse entre términos, aquí resumimos tipos y situaciones donde cada uno tiene más sentido:
¿Qué debes tener en cuenta antes y después de la operación?
No es un juego; la explantación es una cirugía importante y requiere prepararse con cabeza fría y expectativas ajustadas a la realidad. La anestesia está asegurada y la recuperación puede ser una carretera rápida o más lenta, según lo que se haya tenido que hacer.
¿La cirugía requiere anestesia?
Sí o sí. Tanto si es un procedimiento corto como si se complica, el quirófano y la anestesia son ineludibles. El regreso a la normalidad dependerá muchísimo de cómo fue la intervención.
¿Necesitaré otra operación para remodelar el pecho?
Algunas veces, tras mucho tiempo con prótesis grandes, la piel pierde elasticidad y queda algo suelta. No te asustes si te recomiendan una mastopexia: es natural querer luego armonizar el resultado y recuperar forma.
¿De qué depende el resultado final?
Totalmente del estado del tejido antes y después, la cantidad de cápsula eliminada e incluso de la mano con la que fue hecha la cirugía. Las variables son tantas que cada experiencia es verdaderamente única.
Ya lo ves, quitar las prótesis de pecho no es tema menor. Hay que rodearse de profesionales empáticos y formados que sepan guiarte, y sobre todo, quién entienda tu historia y expectativas. Habla, pregunta, pon sobre la mesa tus dudas: solo así el camino será más sencillo y seguro.
No olvides concertar una consulta personalizada con el especialista; hablarlo cara a cara marca la diferencia. Saber que el tratamiento va contigo y no contra ti, da tranquilidad y, casi siempre, muy buenos resultados.





