Eduardo González Zorzano, experto del departamento científico de Cinfa.
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Más de la mitad de los españoles (56%) realizó menos ejercicio durante el confinamiento domiciliario derivado de la pandemia de Covid-19, según un estudio llevado a cabo por la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO). Este descenso de la actividad física, unido a una peor alimentación, dio como resultado que el 44% de la población aumentara de peso en los pasados meses de marzo y abril, lo cual, como veremos a continuación, puede tener consecuencias para la salud.
Lamentablemente, esa tendencia al sedentarismo se ha mantenido hasta la actualidad: las restricciones al ocio y a la movilidad, la generalización del teletrabajo y el miedo a practicar deportes que puedan implicar contacto físico o a permanecer en espacios cerrados como el gimnasio nos lleva, por lo general, a movernos mucho menos en el día a día.
Sin embargo, hemos de saber que nuestro cuerpo trabaja como una precisa maquinaria que, para mantenerse en perfecto estado y seguir funcionando correctamente, debe moverse y mantenerse activa. Si no lo hace, además del sobrepeso o la obesidad -a su vez, factores de riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes o las cardiopatías-, pueden aparecer muchos otros trastornos de la salud, como problemas circulatorios, dolores musculoesqueléticos, una peor calidad del sueño o estreñimiento.
Apuesta por la vida activa y sus beneficios
En cambio, la actividad física practicada de forma habitual produce numerosos efectos positivos sobre el organismo. A nivel anatómico, incrementa la masa muscular y la densidad de los huesos, mejora la condición respiratoria y disminuye el riesgo de desarrollar hipertensión y problemas cardiovasculares. También aumenta la fuerza y la resistencia, así como la movilidad y la agilidad en personas de edad avanzada y fortalece el sistema inmunológico. Y, por otra parte, están demostrados sus beneficios mentales, al mejorar la autoestima y disminuir la ansiedad y el estrés.
Por todo ello, incluso en este contexto tan incierto, hemos de buscar la manera dedicar unos treinta minutos cada día al ejercicio físico, adaptándolo siempre a nuestra edad, necesidades y estado previo de salud.
Una buena opción es aprovechar el aire libre para caminar, correr o montar en bicicleta. Por el contrario, si nos encontramos confinados, es recomendable que nos movamos en casa, y podemos aprovechar las nuevas tecnologías para guiarnos a la hora de hacer actividades deportivas o realizar tablas de ejercicios. Además, si teletrabajamos, debemos acordarnos de levantarnos regularmente y mover el cuerpo.
En definitiva, se trata de apostar por la vida activa en todo momento: caminar en vez de coger el coche, subir por las escaleras en lugar de utilizar el ascensor, dedicar un rato a pasear en nuestro fin de semana o involucrar a los más pequeños con sesiones de baile o juegos, por ejemplo.