Domingo, 13 de octubre de 2024

Opinión3 de diciembre, 2023

Una sociedad afortunada

Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, secretario general de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (Aeseg). Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda.

Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, secretario general de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (Aeseg).

Aeseg

Una de las grandes ventajas de nuestro sistema sanitario público es el alto nivel de la industria farmacéutica de medicamentos genéricos afincada en España, cuyo impacto positivo no sólo beneficia a la salud y la calidad de vida de la población, sino que también se hace sentir en la reactivación social y el crecimiento de nuestro producto interior bruto (PIB). Las compañías farmacéuticas que desarrollan medicamentos genéricos en nuestro país tienen una gran capacidad para generar empleo de calidad y potenciar el tejido industrial.

Hoy por hoy, el sector de medicamentos genéricos en España cuenta con 20 plantas de producción dentro de nuestras fronteras, da trabajo a más de 40.000 personas (entre empleos directos e indirectos) y destina un 3,5 % de su facturación a innovación y desarrollo. En los últimos años, la inversión realizada por esta industria en nuestro país supera los 600 millones de euros. A esto hay que añadir que, desde hace más de un cuarto de siglo, todo el ahorro que genera el mercado de medicamentos genéricos en España (hablamos de un ahorro medio anual de más de 1.000 millones de euros) actúa como vasos comunicantes en financiación.

Como país y como sociedad, podemos y debemos sentirnos afortunados y orgullosos de contar con una industria farmacéutica local de medicamentos genéricos con capacidad no sólo para abastecer el mercado teniendo en cuenta las necesidades imperantes en cada momento y para garantizar con efectividad el suministro de fármacos esenciales (el 70 % de los medicamentos genéricos consumidos en España se fabrican en territorio nacional), sino también para generar empleo cualificado, fomentar la I+D+i y contribuir a la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud (SNS).

Vamos por el buen camino, pero todavía queda margen de mejora, sólo alcanzable si se adoptan medidas que apoyen una política de reindustrialización del sector. Una idea que desde hace años defiende y promueve la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (Aeseg) y que ahora se recoge en la estrategia farmacéutica europea. La reindustrialización del sector no sólo reduciría la dependencia de terceros países en lo que a suministro de fármacos y materias primas para su fabricación se refiere, sino -y especialmente- potenciaría el tejido industrial de nuestro país.

Recordar que la industria farmacéutica de medicamentos genéricos en España se encuentra desde hace años en una situación complicada, fruto de un crecimiento estancado y la reducción constante de sus márgenes de beneficio, puede que no sea muy original, pero sí necesario. Es trascendental recordarlo porque se agota el tiempo para poder revertir este escenario y proteger la actividad económica del sector, algo imprescindible si no queremos perder todo lo conseguido hasta ahora y aprovechar al máximo todo su potencial.

Las medidas a adoptar no requieren una gran infraestructura ni revisten una gran complejidad y son conocidas por todos. Entre ellas: reducir las barreras de entrada de medicamentos genéricos, disminuyendo sus plazos de inclusión en la prestación farmacéutica del sistema sanitario; fomentar medidas progenéricos que ayuden a incrementar la penetración, marcando la diferencia con los medicamentos de marca; seguir avanzando en la comunicación de los medicamentos genéricos a los pacientes, a través de actividades formativas e informativas; que se respete la Cláusula Bolar (que permite fabricar lotes experimentales antes de que termine la patente del fármaco de referencia para aportar los datos de bioequivalencia necesarios en el registro de un nuevo medicamento genérico) y los periodos de exclusividad de datos actuales (el conocido como periodo 8+2), que admite iniciar el procedimiento de registro de un medicamento genérico dos años antes de la finalización de la patente de exclusividad de comercialización de su homólogo de marca, con la intención de tener el fármaco genérico disponible en el mercado al día siguiente de que finalice la patente.

Por otro lado, tampoco cabe olvidar que la mitad de los medicamentos genéricos que se comercializan en España tienen un precio inferior a 1,60 euros. Un aumento del 20 % en el precio de todos los fármacos que estén por debajo de este umbral mínimo (que no se actualiza desde hace casi una década, como sí ha ocurrido en otros sectores con precio regulado) absorbería una parte importante de las subidas de los gastos de fabricación que lleva soportando la industria desde 2021, derivados de la pandemia y la guerra de Ucrania.

Ayudar al sector a desarrollarse con normalidad, como sí están haciendo otros países de nuestro entorno, sería un acierto con positivas consecuencias sanitarias, sociales y económicas. Confiemos en que las decisiones políticas no hagan que dejemos de sentirnos afortunados y orgullosos.




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