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I+D19 de abril, 2022

Descubren una nueva vía celular que muestra el vínculo entre la ingesta de grasas saturadas y la aparición de diabetes tipo 2

Grasas saturadas en sangre y diabetes. Grasas saturadas en sangre.

Restaurar parcialmente los niveles de FIT2 en células productoras de insulina podría mitigar el daño de estos lípidos.

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Un nuevo estudio desarrollado por científicos de la Facultad de Medicina Lee Kong Chian de la Universidad Tecnológica de Nanyang (Singapur) ha corroborado que la ingesta de grasas saturadas contribuye al desarrollo de diabetes tipo 2 además de empeorar la diabetes. En concreto, los investigadores han descubierto una nueva vía celular que pone de manifiesto el papel de estos lípidos en las enfermedades metabólicas además de su ya conocida relación con las enfermedades cardiovasculares, tal y como informa Europa Press.

La proteína

Para llegar a este hallazgo realizaron experimentos con células de ratón cultivadas en laboratorio y con ratones alimentados con una dieta rica en grasas saturadas. De este modo descubrieron que los ácidos grasos saturados pueden degradar una proteína llamada FIT2, desencadenando una cadena de acontecimientos moleculares que provocan que las células productoras de insulina pierdan su función y mueran.

Los ácidos grasos saturados pueden degradar una proteína llamada FIT2, desencadenando una cadena de acontecimientos moleculares que provocan que las células productoras de insulina pierdan su función y mueran.

Si estas células mueren, la capacidad del cuerpo para secretar suficiente insulina en respuesta a los carbohidratos se ve afectada, lo que desencadena la diabetes. Sin embargo, los científicos descubrieron que restaurar parcialmente los niveles de FIT2 en las células productoras de insulina podría mitigar el daño causado por las grasas saturadas.

Los científicos descubrieron que restaurar parcialmente los niveles de FIT2 en las células productoras de insulina podría mitigar el daño causado por las grasas saturadas.

Los resultados se han publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), y desvelan lo que supondría  aumentar la producción de FIT2 en el organismo como nuevo método para controlar la diabetes inducida por la dieta. La diabetes tipo 2, representa el 95 por ciento de los casos de esta patología y afecta a unos 462 millones de personas en todo el mundo.

La diabetes tipo 2, representa el 95 por ciento de los casos de esta patología y afecta a unos 462 millones de personas en todo el mundo.

Otra lectura de este estudio es que los pacientes diabéticos deben moderar el consumo de carne y lácteos, aparte de los carbohidratos y el azúcar. Esto es así, porque la grasa saturada se encuentra en altas cantidades en las carnes rojas, las carnes procesadas y los productos lácteos.

Hasta ahora, las investigaciones han identificado la grasa saturada como aquella grasa no saludable que lleva a tener diabetes tipo 2, aunque los mecanismos no están claros. “Nuestro estudio confirma este vínculo y traza una vía a través de la cual se produce. También hemos identificado una nueva proteína a la que podríamos dirigirnos con nuevas terapias para ayudar a controlar la enfermedad. En cuanto a la alimentación, los resultados sugieren que los pacientes diabéticos que recurren a las proteínas en lugar del arroz blanco podrían tener que vigilar su consumo de grasas saturadas, que se encuentran en altos niveles en las carnes rojas y otros productos cárnicos y lácteos”, concluye Yusuf Ali, autor principal de la investigación.

Otros estudios

La relación entre esta clase de grasas y la diabetes tipo 2 ha sido objeto de diversos informes. Por ejemplo, uno de ellos lo efectuó en el año 2017 la Unidad de Nutrición Humana de la Universitat Rovira i Virgili, en colaboración con otros centros participantes en el estudio PREDIMED y la Universidad de Harvard, a través del cual especificaron las grasas que se relacionan con un mayor riesgo de padecer diabetes. Este análisis se publicó en The American Journal of Clinical Nutrition.

En este caso se siguió durante más de cuatro años a 3.000 hombres y mujeres de entre 50 y 80 años, y se determinó que el consumo de 12 gramos al día de mantequilla estaba vinculado con el doble de riesgo de padecer diabetes al cabo de cuatro años y medio, el tiempo durante el que se realizó el seguimiento de los participantes. Si embargo, el consumo de un yogur entero al día se asoció a un 35 % de menos riesgo de padecer diabetes.

El consumo de 12 gramos al día de mantequilla estaba vinculado con el doble de riesgo de padecer diabetes al cabo de cuatro años y medio.

En concreto, se analizaron los datos de 3.349 personas que no tenían diabetes al inicio del estudio, pero que presentaban un alto riesgo cardiovascular, todas ellas participantes del estudio PREDIMED. Durante una media cuatro años y medio se observó su evolución, y durante este periodo 266 fueron diagnosticadas de diabetes tipo 2.

Para estos científicos, los resultados subrayan las propiedades saludables de la dieta mediterránea en la prevención de enfermedades crónicas, en concreto de la diabetes tipo 2. Pero al mismo tiempo, destacn la importancia de sustituir el consumo de grasas de origen animal y saturadas (especialmente la carne roja y procesada) por otras que han demostrado ser más saludables, como las de origen vegetal, como el aceite de oliva o los frutos secos.




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