Lunes, 29 de abril de 2024

I+D11 de abril, 2024

La enfermedad de Parkinson aumenta en prevalencia, mortalidad y discapacidad

Logotipo de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Logotipo de la SEN.

Un 15 % de los casos se dan en menores de 50 años.

SEN

Cada 11 de abril se conmemora el Día Mundial de la enfermedad de Parkinson, el trastorno del movimiento más prevalente y la segunda enfermedad neurodegenerativa más común en el mundo, después de la enfermedad de Alzheimer, cuya carga ha aumentado en más de un 80 % en los últimos 20 años y que ha duplicado el número de fallecimientos que ha provocado desde el año 2000, indica la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Alrededor de 160.000 personas viven con la enfermedad de Parkinson en España, que afecta al 2 % de la población mayor de 65 años y al 4 % de los mayores de 80 años, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Sin embargo, un 15 % de los casos se dan en menores de 50 años, e incluso hay casos muy raros en niños y adolescentes, la denominada enfermedad de Parkinson de inicio temprano.

Importancia de la edad

"El principal factor de riesgo para desarrollar la enfermedad de Parkinson es la edad", recuerda el doctor Álvaro Sánchez Ferro, Coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN. "Por esa razón, calculamos que, en España, y debido al cambio demográfico de nuestra población y también por una mejora en las técnicas de diagnóstico, el número de afectados crecerá a un ritmo superior al de otros países y llegará a triplicarse en los próximos 25 años", vaticina.

"La edad no es el único factor de riesgo para padecer esta enfermedad", destaca el doctor Sánchez Ferro. "Aunque aún desconocemos la causa exacta de su origen, cada vez se encuentran más evidencias de que puede ser el resultado de una combinación de factores ambientales en personas genéticamente predispuestas", explica.

Otros factores

Menos de un 10 % de la enfermedad de Parkinson corresponden a formas hereditarias, pero cada vez se encuentran más factores de riesgo genéticos. Otros factores que parecen predisponer a desarrollar la enfermedad son la exposición a pesticidas, disolventes industriales o contaminación atmosférica.

"Mantener un estado de inactividad física y aislamiento social o no controlar adecuadamente factores de riesgo vascular, como el azúcar en sangre, la presión arterial o el colesterol, son factores que también pueden predisponer a padecer la enfermedad", indica el doctor Álvaro Sánchez Ferro.

Características

La enfermedad de Parkinson es una enfermedad crónica y progresiva caracterizada por una reducción gradual de la capacidad del cerebro para producir dopamina en el área que controla el movimiento y el equilibrio, entre otros aspectos. Por esa razón, los síntomas más comunes de esta enfermedad son el temblor, la rigidez muscular, la lentitud en el movimiento y la inestabilidad postural.

Asimismo, son muy comunes síntomas no motores como la pérdida del sentido del olfato, cambios en el estado de ánimo, alteraciones del sueño o incluso degeneración cognitiva por la afectación de otros sistemas y neurotransmisores. "Hasta en un 30 % de los casos la primera manifestación del Parkinson es la depresión", asevera el doctor Sánchez Ferro.

Hombres más afectados

La enfermedad de Parkinson tiene una incidencia dos veces mayor en hombres que en mujeres y la edad media de inicio de la enfermedad es ligeramente mayor en las mujeres que en los hombres, aunque estas presentan una menor esperanza de vida y una mayor mortalidad por la enfermedad.

También se han encontrado diferencias en función del sexo respecto a la sintomatología. Por ejemplo, diferentes estudios han mostrado que el temblor es el signo motor de debut y el más frecuente en las mujeres, mientras que la rigidez suele ser menor; o que la alteración de los reflejos posturales aparece más tardíamente en las mujeres que en los hombres, aunque cuando aparece suele ser más grave. Por el contrario, síntomas no motores como la fatiga, ansiedad, depresión, estreñimiento, piernas inquietas, alteración del gusto y olfato, sudoración excesiva y dolor son más frecuentes y graves en las mujeres.

Respecto al deterioro cognitivo asociado a la enfermedad de Parkinson, las mujeres presentan peores funciones visoespaciales, mientras que el deterioro del resto de los dominios cognitivos (atención, función ejecutiva, memoria) es mayor en los varones. En general, las mujeres tienen mejor función cognitiva que los varones con enfermedad de Parkinson y menor riesgo de progresión del deterioro cognitivo a lo largo de su desarrollo.

Diagnóstico complicado

"La enfermedad de Parkinson es una enfermedad que se puede manifestar de muchísimas formas y conocer su amplia sintomatología es importante, porque no siempre los síntomas de esta enfermedad son tan evidentes como pueden ser las manifestaciones motoras", destaca el doctor Álvaro Sánchez Ferro. "Esto puede complicar su identificación de forma temprana porque, además, no existe una prueba específica para diagnosticar la enfermedad de Parkinson", lamenta.

Cada año se diagnostican en España unos 10.000 casos nuevos de Parkinson y, teniendo en cuenta que existe un retraso diagnóstico de entre 1 y 3 años, la Sociedad Española de Neurología estima que un tercio de los nuevos casos aún están sin diagnosticar. El diagnóstico precoz es muy importante ya que, "al igual que los síntomas específicos pueden ser diferentes para cada individuo, también lo es la velocidad de progresión de la enfermedad", asegura el doctor Sánchez Ferro.

"Con un tratamiento y manejo adecuado, muchas personas con Parkinson pueden tener una buena calidad de vida muchos años después del diagnóstico", recalca el doctor Álvaro Sánchez Ferro. "También se ha comprobado que, tratando antes la enfermedad, su curso evolutivo es más largo, los síntomas mejoran y/o se mantienen más estables y es menor el tiempo de los pacientes con alguna discapacidad funcional, de ahí la importancia del diagnóstico precoz", concluye.

Tratamiento sintomático

Los tratamientos disponibles para la enfermedad de Parkinson son eminentemente sintomáticos. A los farmacológicos y a las terapias físicas y ocupacionales (de gran relevancia para estos pacientes) se han unido la estimulación cerebral profunda cuando los pacientes desarrollan complicaciones que afectan al movimiento y, más recientemente, los ultrasonidos de alta intensidad, una técnica que puede ser útil en personas con temblor que no responden bien a los tratamientos.

La comunidad científica sigue investigando para conseguir tratamientos más efectivos: junto con las investigaciones en terapia génica se está apostando por la inmunoterapia para desarrollar medicamentos que, mediante anticuerpos monoclonales, intenten actuar sobre las proteínas que dañan las neuronas, aunque con resultados muy modestos hasta la fecha.




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