Martes, 23 de abril de 2024

I+D8 de enero, 2022

Un equipo de 12 científicos europeos elabora un documento para gestionar futuras pandemias

Laboratorio de coronavirus del CNB-CSIC. / Álvaro Muñoz Guzmán SINC. Laboratorio de coronavirus del CNB-CSIC. / Álvaro Muñoz Guzmán SINC.

El G-6 de la ciencia de Europa publica la experiencia aprendida de la COVID-19.

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La experiencia científica y administrativa aprendida durante la pandemia de COVID-19 se publica por el G-6 de la ciencia de Europa en un documento, con el objetivo de hacer frente a futuras crisis sanitarias. Un equipo de 12 científicos pertenecientes a los organismos de investigación que integran el G-6 de la ciencia de Europa han coordinado este texto: Max Planck, Helmholtz y Leibniz (Alemania), CNRS (Francia), CNR (Italia) y el CSIC (España).

Consecuencias de la COVID-19

Según este documento, “la pandemia de COVID-19 ha demostrado con qué contundencia una pandemia o una crisis similar puede golpear a la humanidad”, añadiendo además que “tenemos que reconocer que no estábamos preparados”. Es imprescindible firmeza y acción política basada en conocimiento científico ante una crisis de este nivel, recayendo en la comunidad científica una importante responsabilidad que puede, quiere y debe asumir. Epidemiólogos, físicos, demógrafos, biólogos y científicos de todas las disciplinas han estado trabajando conjuntamente a través de disciplinas y fronteras.

“La pandemia de COVID-19 ha demostrado con qué contundencia una pandemia o una crisis similar puede golpear a la humanidad”.

Este pandemia también ha mostrado que queda mucho camino por recorrer para mejorar la preparación y la resistencia de la sociedad. Señala el documento, además, que las regiones o los Estados miembros no pueden afrontar estos desafíos de forma individual, ya que conciernen a las estructuras de toma de decisiones, la aportación de conocimiento, la base legal para una respuesta rápida y, finalmente, la difusión del conocimiento científico.

Cooperación internacional

Según Antonio Alcamí, investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM), uno de los 12 expertos que ha elaborado las recomendaciones, “este documento tiene el objetivo de analizar la respuesta que ha tenido la ciencia y la sociedad para hacer frente a la pandemia COVID-19, y aprender de las carencias que se han puesto de manifiesto para estar mejor preparados en el futuro”.

“Este documento tiene el objetivo de analizar la respuesta que ha tenido la ciencia y la sociedad para hacer frente a la pandemia COVID-19, y aprender de las carencias que se han puesto de manifiesto".

"El papel de la ciencia ha sido esencial para abordar esta crisis, y se ha puesto de manifiesto la necesidad de unir los esfuerzos a nivel internacional y disponer de herramientas para monitorizar la aparición de patógenos emergentes que puedan causar pandemias en el futuro, y responder de forma eficaz y coordinada", concluye Alcamí.

Necesidad de intercambiar información

“La pandemia de la COVID-19 ha mostrado que el intercambio de información ha sido clave para la rápida comprensión tanto de la evolución como de la fisiopatología de la infección por SARS-CoV-2” explica Diego Ramiro, director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD-CSIC), otro de los 12 expertos que ha participado en la elaboración del informe.

“Aquellos países e instituciones que más han conseguido avanzar en la comprensión de la evolución de la pandemia son aquellos que más rápidamente han producido y compartido datos fiables, actualizados y abiertos”, continúa.

"Cada vez es más necesario el trabajo interdisciplinar, desde la biología a la demografía, en el abordaje de crisis globales como la actual y que es necesario mejorar aún más los sistemas de vigilancia europeos y globales".

“Si hay algunas lecciones que podemos extraer de esta pandemia es que cada vez es más necesario el trabajo interdisciplinar, desde la biología a la demografía, en el abordaje de crisis globales como la actual y que es necesario mejorar aún más los sistemas de vigilancia europeos y globales, que integren sistemas de vigilancia rápidos y eficaces, que incluyan evaluaciones de detección temprana y que permitan la generación de datos de una forma rápida y fiable para el seguimiento en tiempo real de crisis como la actual”, concluye Ramiro.

Según el documento, “es el momento oportuno para reflexionar sobre las lecciones aprendidas de la COVID-19 y para prepararnos mejor para futuras pandemias”, debido a que las instituciones de la Unión Europea, junto con los Estados miembros, están debatiendo actualmente el futuro de Europa.

El documento

Este documento se centra en futuras pandemias que puedan tener una magnitud, un riesgo de contagio y un impacto similiares. Algunas conclusiones preliminares que se pueden sacar de este texto escrito durante el impacto de la COVID-19 son:

  • En caso de que no pueda evitarse un contagio global, debe buscarse una estrategia de baja incidencia considerando los diferentes costes económicos y sociales en todas las partes del mundo.
  • Para promover la concienciación pública y asegurar la conformidad se debe comunicar con claridad la estrategia de respuesta, el estado actual del conocimiento científico, las razones de cada medida, y las posibles incertidumbres.

Se debe comunicar con claridad la estrategia de respuesta, el estado actual del conocimiento científico, las razones de cada medida, y las posibles incertidumbres.

  • Es necesario adoptar previsiones legales en los niveles regional, nacional y europeo en las fases previas de las crisis, para poder implementar las medidas rápidamente y evitar vacíos legales.
  • Se deben definir con antelación las acciones de coordinación europeas y globales para la prevención, detección y mitigación, a través del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), la Autoridad Europea de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias (HERA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) como estructuras de apoyo y comunicación.
  • La creación de un comité de expertos en pandemias europeo, multidisciplinar y permanente bajo la autoridad de la HERA.
  • La ciencia abierta debe apoyarse y desarrollarse para estar preparados para futuras pandemias. Si no hubiese sido por el intercambio de información nunca se podría haber comprendido la infección por SARS-CoV-2 de una forma tan rápida.

Si no hubiese sido por el intercambio de información nunca se podría haber comprendido la infección por SARS-CoV-2 de una forma tan rápida.

  • La necesidad de apoyar tanto a nivel nacional como europeo la investigación transdisciplinar en economía, ecología, ciencias humanas y sociales, con el objetivo de desarrollar una agricultura sostenible y para comprender mejor el comportamiento social relacionado con la emergencia y propagación de enfermedades infecciosas.
  • Establecer unas pautas comunes a nivel europeo para coordinar los ensayos clínicos.
  • El desarrollo de sistemas de vigilancia europeos y globales (rápidos y eficaces) que incluyan evaluaciones de detección temprana, y secuenciación genómica de patógenos.
  • La necesidad de nuevas herramientas de diagnóstico y tecnologías para monitorizar aerosoles que deben ser financiadas a nivel europeo.
  • El desarrollo de un marco de competencia en la UE que integre a políticos, científicos y participantes relevantes en los niveles regional, nacional y europeo.

El desarrollo de un marco de competencia en la UE que integre a políticos, científicos y participantes relevantes en los niveles regional, nacional y europeo.

  • Una ciencia básica ambiciosa que pueda completar los vacíos de conocimiento para estar preparados ante crisis futuras. Se ha aportado conocimiento esencial para dar respuesta a la pandemia desde muchísimas áreas de investigación básica gracias a que los científicos han alineado su investigación con las necesidades actuales.
  • La importancia de las infraestructuras europeas e internacionales, como European Virus Archive (EVA), InfraVec (infraestructura de mosquitos transgénicos) o Infrafrontier (generación, fenotipación, archivo y distribución de modelos animales), que han sido fundamentales en crisis sanitarias relacionadas con virus y son importantes para la comunidad científica. También son importantes las infraestructuras de datos, como aquellas que buscan identificar biomarcadores. Para mantener estas infraestructuras es necesario un compromiso político y un esfuerzo de inversión sostenido en los niveles nacional y europeo.
  • La supervisión y la consideración de los efectos colaterales de la pandemia a corto y a largo plazo, no solo en el área sanitaria. Un ejemplo de esto puede ser realizar un análisis exhaustivo de coste-beneficio antes de cerrar los centros educativos, ya que puede tener consecuencias negativas a largo plazo difícilmente predecibles, especialmente para niños y adolescentes.

La supervisión y la consideración de los efectos colaterales de la pandemia a corto y a largo plazo, no solo en el área sanitaria.

  • Nuevas políticas económicas y fiscales pueden contribuir a limitar los riesgos a los que se expone la estabilidad financiera a largo plazo debido a una pandemia.
  • A corto plazo no hay otra opción que una respuesta contundente a la pandemia. A largo plazo, sin embargo, no se debería confiar en medias demasiado específicas para prevenir riesgos como el SARS-CoV-2. Debería reforzarse una capacidad de respuesta no específica a la crisis a escala global que tenga en cuenta todos los riesgos, tanto conocidos como desconocidos.



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