I+D26 de abril, 2021
Tres de cada cuatro adolescentes con dolor crónico seguirán padeciéndolo de adultos si no se tratan

La incidencia de dolor crónico pediátrico en España oscila entre el 20 y el 35%.
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El estudio y tratamiento del dolor infantil supone un desafío para los profesionales sanitarios implicados. Para mejorar el diagnóstico y tratamiento del dolor infantil es necesario reconocer esta problemática e involucrar a profesionales sanitarios de diferentes especialidades. Así ha quedado patente durante la 5ª Jornada Nacional sobre Dolor Infantil, coordinada por los doctores Jordi Miró, director de la Cátedra de Dolor Infantil de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona) y coordinador de la Red Española de Investigación en Dolor Infantil (REDIN), y Francisco Reinoso-Barbero, jefe de Servicio de Anestesiología-Reanimación Infantil del Hospital Universitario La Paz (Madrid).
La sesión ha contado con destacadas intervenciones, como la del doctor Pablo Ingelmo, director del Centro interdisciplinar de dolor complejo pediátrico ‘Familia Edwards’ del Montreal Children’s Hospital de Canadá, que se ha centrado en los avances en el tratamiento del dolor crónico postquirúrgico infantil. En este sentido, según ha explicado este experto, “es la complicación más frecuente en muchas especialidades quirúrgicas de niños y adolescentes”. Además, el doctor Ingelmo señala que "la prevalencia entre seis y doce meses después de la cirugía es entre 10 y 20% entre los pacientes pediátricos”, y en aproximadamente la mitad de los casos este dolor afecta negativamente a la salud de los pacientes.
Según explica este experto, “la incidencia de dolor crónico pediátrico en España y en el mundo desarrollado varía entre el 20 y el 35% en niños y adolescentes”.
Asimismo, señala que “las consecuencias a largo plazo de sufrir dolor crónico en la infancia y la adolescencia incluyen discapacidad funcional, calidad de vida, aislamiento social, deterioro académico definido por ausencias frecuentes a la escuela y disminución del éxito académico, deterioro del rendimiento deportivo, y resultados psicológicos adversos, como depresión significativa, ansiedad y alteraciones del sueño”.
En cuanto a su etiología el dolor crónico puede ser primario o secundario. “Los dolores primarios en general no tienen una causa bien definida y son más difíciles de tratar. Algunos de ellos son el dolor abdominal funcional, las cefaleas, la fibromialgia o los dolores musculares de origen idiopático. El dolor crónico secundario se asocia a una enfermedad –cáncer, artritis, neuropatía toxica, etc.– y su tratamiento incluye la prevención y el tratamiento de la enfermedad y de sus consecuencias", detalla el doctor Ingelmo.
"Se ha estimado que entre la mitad y tres cuartos de los adolescentes con dolor crónico se convertirán en adultos con dolor crónico si no se tratan”, ha destacado el especialista, quien ha incidido en la importancia de formar pediatras y médicos de familia para que reconozcan, prevengan y traten los casos más simples de dolor infantil, reservando la derivación para casos más complejos.