Domingo, 28 de abril de 2024

Política sanitaria29 de mayo, 2017

Encuentro sobre toma de decisiones basada en resultados en salud: sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud (SNS)

Sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud. Durante la mesa redonda con representantes de la Administración de la industria farmacéutica y de los pacientes.

El objetivo de este encuentro es manifestar los diferentes puntos de vista sobre la sostenibilidad del SNS.

Pharma Market

Pharma Market ha organizado una mesa redonda con Carlos Lens, subdirector general de Calidad de Medicamentos y Productos Sanitarios del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Humberto Arnés, director general de FarmaindustriaEsther Sabando, secretaria de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, con el fin de de poner de manifiesto los diferentes puntos de vista acerca de temas relacionados con la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud (SNS).

"Hay elementos suficientes para decir que el SNS se puede mantener pero necesita ajustes con una cierta urgencia y, muy probablemente, un cambio de paradigma en el largo plazo".

Sobre la sostenibilidad, ¿cuál es la situación actual del SNS y cuáles son las perspectivas de futuro?

Carlos Lens: Actualmente, estamos en una situación de equilibrio. Se ha salvado una situación muy complicada, de hace cinco o seis años, y felizmente ahora estamos en una situación en la cual el coste sanitario, desde la órbita pública, es sostenible en el corto plazo. Esto no quiere decir que no estemos exentos de riesgos. Hay elementos suficientes para decir que el SNS se puede mantener pero necesita ajustes con una cierta urgencia y, muy probablemente, un cambio de paradigma en el largo plazo. Considero que en cinco años deberíamos haber cambiado muchas cosas, siempre y cuando se mantenga la generación de PIB en el país, porque si no se genera PIB no habrá con qué pagar las prestaciones sociales. Esto es una máxima que debemos poner por delante: si seguimos generando riqueza, como hemos hecho en el último lustro, podremos seguir dedicando recursos a las prestaciones sociales; si no habrá que empezar a pensar en volver a economías de guerra.

"Si seguimos generando riqueza, como hemos hecho en el último lustro, podremos seguir dedicando recursos a las prestaciones sociales; si no habrá que empezar a pensar en volver a economías de guerra".

Esther Sabando: Me tranquiliza escuchar que estamos en un momento de equilibrio. Para nosotros, el SNS está bien pero coincidimos en que necesita bastantes ajustes y cambios. De hecho, el Barómetro EsCrónicos, que realizamos desde la Plataforma de Organizaciones de Pacientes junto con la Universidad Complutense de Madrid y que contiene cuestiones similares a la Encuesta Nacional de Salud, pero está solo dirigida a pacientes crónicos, indica que nueve de cada diez pacientes crónicos opinan que el modelo debe cambiar, y cinco de cada diez señala que deben ser cambios importantes. Está claro que tenemos un reto importante ante nosotros. Debemos cambiar hacia un modelo de acompañamiento a la persona, de autogestión por parte del paciente, porque es posible y es necesario dotarle de herramientas. Y, desde luego, no solo va a cambiar el sistema por el envejecimiento sino que gracias a los avances hay muchas patologías que se han cronificado, lo que requiere abordarlo desde otro punto de vista. Todo esto debemos hacerlo con el paciente, no dejándolo de lado como se ha venido haciendo hasta ahora. Para hacer al sistema más sostenible y pasar de un modelo paternalista a un modelo en el que el paciente ejerza su corresponsabilidad, debemos invertir en dotarle de los instrumentos necesarios para ejercerla.

"No solo va a cambiar el sistema por el envejecimiento sino que gracias a los avances hay muchas patologías que se han cronificado".

Humberto Arnés: Todos coincidimos en que es fundamental ese equilibrio para los tres pilares del SNS, que son la sostenibilidad presupuestaria del sistema, el acceso de los ciudadanos a los mejores tratamientos, y un desarrollo de la actividad de los que proveen de bienes y servicios al sistema. Coincido con Carlos y con Esther sobre que hoy en España gozamos de una situación privilegiada en ese sentido, pero eso no quiere decir que no esté en riesgo. La crisis económica ha puesto de manifiesto que ese equilibrio es muy endeble y que requiere permanentemente hacer enormes esfuerzos. Durante estos últimos años la tensión mayor ha recaído en aquellos que proveen de bienes y servicios al Sistema Nacional de Salud, puesto que las políticas de austeridad presupuestaria han llevado a hacer sacrificios muy importantes, tanto en los precios de los medicamentos como en los salarios de los trabajadores y profesionales que actúan en el sistema, pero creo que eso ha tocado a su fin, ya no hay más posibilidades de obtener recursos en España en esa dirección. Además, nos encontramos con retos importantes que afrontar en el futuro: el envejecimiento de la población y, sobre todo, el acceso de los ciudadanos a las nuevas tecnologías. Los avances que se han producido en ciencias básicas, biológicas, permiten mantener una esperanza sobre nuevos tratamientos que tendrá que hacer frente el sistema público de salud porque va a servir para combatir enfermedades muy importantes.

Por lo tanto, hay que trabajar incluso de una manera más inteligente, si cabe, en el equilibrio de esos tres pilares a los que me refería al principio, y ahí hay una palabra fundamental que es eficiencia: el sistema tiene que ser más eficiente, teniendo en cuenta que ya no se puede detraer más ahorros ni de los profesionales ni de los medicamentos, puesto que, como decía anteriormente, ya ha tocado su límite. Quiero recordar que el gasto por medicamento es inferior todavía al del año 2010 y que si creciéramos al mismo ritmo de PIB, como está en nuestro protocolo de colaboración con el Gobierno, incluso llegaríamos al año 2018 todavía algo por debajo del gasto en el 2010. Que ese equilibrio se mantenga es clave para que el sistema funcione adecuadamente, por lo que es necesario trabajar en el ámbito de la eficiencia. Ese es el mayor reto que todos tenemos.

"La crisis económica ha puesto de manifiesto que ese equilibrio es muy endeble y que requiere permanentemente hacer enormes esfuerzos".

Al hilo de esto, ¿creen que estamos en un periodo de cambio desde un modelo meramente asistencial reactivo hacia un modelo preventivo y de promoción de la salud?

C.L.: Se han dado pasos pero el lastre de la sanidad moderna, si ponemos un inicio en la segunda mitad del siglo XIX, es que solo nos preocupamos de la salud cuando nos falta. ¿Cuánto tiempo llevamos con una vacunación proactiva? No llega al siglo y ya, por desgracia, hemos podido ver que determinados colectivos ponían en discusión la importancia de la vacunación, lo que ha provocado algún caso desgraciado en recientes años. Pondría esta pregunta en el contexto de la educación: quizás lo que tenemos que hacer, si queremos cambiar ese modelo de asistencia sanitaria reactiva a un modelo proactivo de intervención y promoción de la salud, es preocuparnos de hablar de ello desde la enseñanza básica para que las nuevas generaciones entiendan la importancia de una buena salud.

"Solo nos preocupamos de la salud cuando nos falta".

E.S.: Desde la Plataforma de Organizaciones de Pacientes defendemos el modelo de formar al paciente, darle información y formación sobre la importancia de cuidar su salud, y estamos de acuerdo en que no debemos intervenir una vez que aparece la enfermedad, sino que debemos llevar a cabo políticas de prevención que permitan reducir el impacto de patologías que sabemos que con una buena educación en hábitos saludables podrían reducirse considerablemente. La prevención es fundamental, pero hay que invertir en recursos. Siempre se habla de lo que se invierte en gasto pero a nosotros nos gusta hablar de invertir en salud. Tampoco debemos olvidarnos de la prevención secundaria y terciaria, ya que también es importante prevenir causas que vienen asociadas a diferentes enfermedades, comorbilidades, otras patologías, etc. Por lo tanto, estoy de acuerdo con que habría que formar a los ciudadanos desde la educación básica, y, desde luego, no olvidar nunca que pacientes somos todos, es cuestión de tiempo. Los ciudadanos debemos hacer y debemos tener recursos, por lo que la Administración debe dotarnos de ellos para formarnos, contribuyendo así con la sostenibilidad del SNS.

"Los ciudadanos debemos hacer y debemos tener recursos, por lo que la Administración debe dotarnos de ellos para formarnos, contribuyendo así con la sostenibilidad del SNS".

H.A.: Es difícil no coincidir en ese componente educacional, formativo, del ciudadano no solo en una medicina preventiva sino en unos hábitos de vida más saludables para no tener que llegar a la condición de paciente. En todo caso, una reflexión al respecto: el incremento de la esperanza de vida de los ciudadanos radica en gran parte en las nuevas medicinas. Prácticamente un 60% del incremento de la esperanza de vida en los últimos años se ha producido como consecuencia de los nuevos tratamientos medicamentosos. Esto debería ser un elemento de reflexión para intentar que se revirtieran esos porcentajes, a través del fomento de la medicina preventiva, de unos hábitos de vida más saludables, pensando en no tener la condición de paciente en algún momento, de manera que ese incremento de la esperanza de vida viniera dado por esa determinación del ciudadano, obviamente en colaboración con los poderes públicos, para que esos hábitos fueran una parte sustancial de su vida cotidiana.

"El incremento de la esperanza de vida de los ciudadanos radica en gran parte en las nuevas medicinas".

En este sentido, ¿piensan que el autocuidado de la salud puede ser también un elemento de control del gasto?

C.L.: Vamos a poner cada cosa en su sitio. Humberto ha hablado de eficiencia y suscribo al cien por cien ese planteamiento. Primero vamos a ver lo que hay que hacer y luego ya vemos cuantos recursos se le pueden asignar. El tema es, y se ha planteado en la pregunta anterior, ¿se puede cambiar el modelo actual, mayoritariamente reactivo, a preventivo y de promoción de la salud? Pues es un magnífico objetivo y deberíamos actuar en ese sentido. ¿Qué nos va a producir esto? Mejor salud y mejor gestión de los recursos sanitarios. Considero que esto no va a significar un abaratamiento, pero eso es lo de menos en esta fase del análisis.

Lo importante para ser eficientes es hacer el mejor uso de los recursos disponibles, lo cual exige un mínimo de conocimiento a la hora de afrontar los problemas de salud, desde un calendario vacunal muy anterior a que aparezca una contingencia que exige asistencia hasta una hemorragia que no cesa, un bulto que no desaparece en un tiempo corto, o un dolor que permanece. Ese tipo de elementos deberían estar en nuestra cultura, en nuestra formación básica, y, probablemente, así nos evitaríamos muchos problemas.

Lo mismo cabe decir del autocuidado, toda persona puede tener un nivel de autocuidado pero hay un límite, el cual va a variar con el estado del conocimiento y el estado de los recursos asistenciales o intervenciones médicas disponibles, incluidos los medicamentos. Deberíamos partir de esa plataforma mínima, básica, de cada ciudadano, a partir de la cual los sistemas, todos los subsistemas sanitarios, podrían actuar mejor, ser más eficientes y dar mejor salud, lo cual es muy necesario dada la expectativa de vida que tenemos ahora y que aumenta exponencialmente. Solamente un dato, entre el año 2012 y el 2014 en EE.UU. la expectativa de vida media aumentó dos años.

"Ese tipo de elementos deberían estar en nuestra cultura, en nuestra formación básica, y, probablemente, así nos evitaríamos muchos problemas".

¿Existe equidad y calidad homogénea entre las 17 comunidades autónomas?

H.A.: Todo es susceptible de mejora. La realidad es que no se puede hacer lo mismo con un presupuesto por habitante y año en Sanidad de 1.000€ que con un presupuesto de 1.500€. Esa disparidad presupuestaria existe en el territorio español: alguna C.A. está incluso por debajo de esos 1.000€ de presupuesto sanitario por individuo y año, mientras que otras superan los 1.500€. Por lo tanto, la accesibilidad, centrándome únicamente en los medicamentos aunque podríamos hablar de cualquier otro tipo de intervención o servicio del sistema, que pueda tener una C.A. con 1.500€ a los últimos tratamientos no puede ser la misma que una C.A. que tiene un presupuesto manifiestamente más bajo. Hay que trabajar en esa dirección, entendiendo que las competencias a la gestión sanitaria están descentralizadas, y existen elementos importantes en los que poder hacerlo, como el Consejo Interterritorial del SNS, que debe constituirse como un verdadero foro de coordinación de políticas que vincule a todas las CC.AA. y que permita a todos avanzar en esa deseable equidad del sistema público de salud. Por otra parte, considero que el sistema de financiación autonómica tiene que revisarse.

De hecho, la última Conferencia de Presidentes ha creado un grupo de trabajo en esa dirección y hay un compromiso del Gobierno de revisar la financiación de las CC.A.A. Este tipo de desajustes que hoy se contemplan a lo largo de todo el territorio tendrán que corregirse, pero eso no obsta para aun entendiendo las diferencias, porque obviamente la distribución geográfica y las características de cada C.A. no son idénticas, se debería trabajar de manera conjunta para que haya unas políticas comunes que permitan que España utilice el gran activo que tiene: 45 millones de habitantes, y un país que en términos de mercado es el quinto europeo, lo que representa una potencialidad muy grande que el fraccionamiento que supone la descentralización de la gestión sanitaria no tiene que llevar al traste. Ahí tenemos un reto muy importante, se está trabajando desde muchos otros ámbitos de la Administración, lo que se llama la Unidad de Mercado, que en última instancia pretende poder sacar el mayor provecho de un gran mercado como es el español que, como consecuencia de esa descentralización de la gestión sanitaria, puede ver mermada la posibilidad de generar riqueza y bienestar en nuestro país.

"Este tipo de desajustes que hoy se contemplan a lo largo de todo el territorio tendrán que corregirse, pero eso no obsta para aun entendiendo las diferencias".

C.L.: Suscribo absolutamente esas palabras y quisiera añadir que el hecho de que haya desajustes no nos debería hacer perder la perspectiva de que hay mucha coherencia y hay muchas cosas que son comunes. En sucesivas charlas con los colegas autonómicos he defendido que deberíamos ver primero que es lo que tenemos de homogéneo antes de empezar a debatir sobre las diferencias. Probablemente, nos encontraríamos con que en Sanidad tenemos un 70-90% de homogeneidad, y en farmacología o en farmacia desde un 70-75% hasta un 95%, dependiendo del parámetro que busquemos. Es decir, no hay que perder de vista que el SNS es un gran activo, con una potencialidad de generación de recursos nada desdeñable, como acaba de decir Humberto, y que el potencial de mercado único es uno de esos activos que hay que defender, respetando siempre el ordenamiento de las autonomías que, dentro del marco constitucional, han optado por el esquema de gobierno que hoy todos conocemos.

Respetemos que puede haber un componente autonómico y de gestión descentralizada, pero busquemos también la eficiencia y la cooperación. Una cifra muy simple: el 77% del gasto de medicamentos, dentro del SNS por receta, en la media española es en medicamentos de marca. Eso por hablar de un parámetro pero podríamos utilizar otros muchos y nos encontraríamos con que hay mucha homogeneidad, o sea que no nos perdamos tanto en las diferencias para decir que vivimos en un país en el que no hay equidad, no seriamos justos.

"Estamos de acuerdo en que el sistema es uno, que funciona, pero debemos trabajar para que haya más homogeneidad en los recursos que se destinan en cada comunidad autónoma a Sanidad".

E.S.: Desde la perspectiva de pacientes es una de las reivindicaciones de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes. El sentir de los pacientes, recogido en el Barómetro EsCrónicos, es la inequidad que existe en el sistema, es uno de los temas que más nos preocupan. Estamos de acuerdo en que el sistema es uno, que funciona, pero debemos trabajar para que haya más homogeneidad en los recursos que se destinan en cada comunidad autónoma a Sanidad: sin un presupuesto similar es muy complicado que los pacientes puedan tener los mismos derechos, y eso sí se puede regular desde el Ministerio con una financiación finalista, facilitando las derivaciones con la activación del Fondo de Cohesión, etc.

No puede ser posible que solamente por nacer en una C.A. o en otra tengas unos derechos o no. Esto es la realidad: los pacientes, depende de donde vivamos, tenemos acceso a medicamentos o no, por no hablar de tratamientos a la hora de movernos de una C.A. a otra, ya que en ese caso tienes que ir con tu maleta cargada de medicamentos porque si no es imposible que en otra C.A. te los den. Son vías que se pueden mejorar. Coincido en lo que decía Humberto de que el Consejo Interterritorial debería trabajar en este sentido y unificar una cartera de servicios más común para todo el territorio, contando con los pacientes, por supuesto.

En cuanto a la sostenibilidad en función de resultados en salud, ¿cuál es la importancia de empezar a gestionar los recursos y gastos en función de los resultados? ¿Qué tipo de gestión y resultados son medibles y cuáles no lo son, cuáles son clásicamente estructurables y cuales no lo son, y qué es lo que se ha hecho en base al riesgo compartido que ya se ha puesto en marcha en diferentes sitios?

"Tenemos que acotar la gestión por resultados a los tratamientos de ultimísima generación y elevadísimo precio".

C.L.: Primero hay que acotar el asunto, porque gestión por resultados ¿qué vamos a ver? ¿Cuál es el resultado de las campañas de vacunación que se aplican desde in illo tempore? Eso no es gestión por resultados, hemos erradicado una patología y solo puntualmente tenemos brotes de enfermedades que están en los calendarios de vacunación. Tenemos que acotar la gestión por resultados a los tratamientos de ultimísima generación y elevadísimo precio, pero si hablamos en general de resultados nos vamos a planteamientos básicos que no tienen sentido porque, por ejemplo, 40 años de tratamiento hipertensivos pues pueden costar 500 euros, ¿cuántos eventos cardiovasculares hemos prevenido con 500 euros y cuántas vidas hemos salvado? Una cantidad nada despreciable, pero todos los hipertensivos están ya fuera de patente, tienen competencia genérica, son marcas muy acrisoladas, etc. No podemos hablar en general de resultados porque entonces estaríamos planteando unos modelos matemáticos o de valoración inaplicables, porque ¿cuántos millones de actos de intervención sanitaria se producen al año? ¿Tenemos que pagar cada una de ellos en función de los resultados? Esto es imposible.

"Para hablar de resultados en salud también tendríamos que tener registros de pacientes, historia informatizada y muchos recursos que no tenemos pero que sabemos que serían necesarios".

E.S.: Medir en resultados de salud siempre es interesante, y nos puede aportar una información que se puede usar para diferentes estrategias. Desde luego, no podemos hablar de resultados en salud en productos básicos, que utiliza mucha población, con un precio muy insignificante, pero sí en patologías crónicas y en patologías complicadas, con personas que tienen muchísimos tratamientos, algunos de última generación, en los que evaluar la adherencia. Para hablar de resultados en salud también tendríamos que tener registros de pacientes, historia informatizada y muchos recursos que no tenemos pero que sabemos que serían necesarios porque, sin lugar a dudas, los resultados en salud y, sobre todo, en tratamientos innovadores, cambiarían mucho la percepción que se tiene desde el otro lado.

Con resultados en salud podríamos medir cómo mejora la calidad de vida de una persona a la cual la enfermedad le acompaña durante toda su vida. Hay que empezar a trabajar en ese sentido. Por nuestra parte, apostamos por los resultados en salud reportados por pacientes, creemos que son una excelente herramienta que no solo nos da información sobre una terapia en concreto, sino que mejora considerablemente la comunicación médico-paciente, y por tanto la calidad de vida de este último. Muchas veces los criterios que se tienen en cuenta para valorar un tratamiento no tienen en consideración cómo afecta a la vida social y emocional del paciente, aspectos ambos que forman parte de su salud, como bien define la OMS, y consideramos que debemos dar una vuelta a esta valoración de resultados y darle al paciente el protagonismo que merece.

"Con resultados en salud podríamos medir cómo mejora la calidad de vida de una persona a la cual la enfermedad le acompaña durante toda su vida".

H.A.: Como decía al comienzo, la eficiencia del sistema es absolutamente necesaria para avanzar en ese equilibrio de acceso, sostenibilidad e innovación, y sin duda decidir intervenciones sanitarias en función de resultados es clave para aumentarla. La incorporación de las nuevas tecnologías tiene que hacerse con ese criterio, ver cuáles son los resultados en salud que genera y qué resultados en costes se derivan de esa incorporación de las tecnologías. Eso es fundamental y es por donde debemos avanzar. Es difícil, como decía también Esther, porque tienes que decir qué indicadores quieres medir y con qué datos puedes actuar, y eso requiere una trasformación muy importante en los sistemas de contabilidad de costes, pero también de medición de actuación dentro del sistema sanitario.

Tenemos el convencimiento de que esa es una línea de trabajo interesante que tenemos que compartir con los profesionales, con las administraciones y con los gestores, porque va a ser el mecanismo más adecuado para poder incorporar aquellos nuevos tratamientos que aportan un valor añadido respecto a lo que ya hay. Si pensamos que en los países desarrollados la solución al problema va a radicar en una mayor dotación de recursos al sistema público de salud en relación al PIB o en relación al esfuerzo que se realiza en estos momentos, nos estamos equivocando ya que las políticas de déficit público cero se han impuesto en casi todo el orden económico internacional de los países desarrollados. Por lo tanto, hay que actuar bajo el otro prisma, es decir, no bajo el incremento de recursos, como venía siendo habitual en épocas anteriores, sino utilizando mejor los mismos. La medición de resultados, la medición de costes, es la herramienta con la que podemos compatibilizar ese acceso de los ciudadanos a los mejores tratamientos con una sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud.

"La incorporación de las nuevas tecnologías tiene que hacerse con ese criterio, ver cuáles son los resultados en salud que genera y qué resultados en costes se derivan de esa incorporación de las tecnologías".

C.L.: Habría que diferenciar las situaciones en las que podemos hacer análisis costes-beneficios, que es estimar qué pasa si no hago determinada acción y qué pasa si la hago, y comparar los costes incurridos y los beneficios económicos reportados. Esto se podría utilizar en lo que mencionaba al principio que había que tener cuidado para no ir por ese camino, es decir, las intervenciones masivas que hoy por hoy tenemos ya conocidos sus resultados y no merece la pena que analicemos más, como por ejemplo la vacunación o el tratamiento de la hipertensión crónica o la diabetes. Cualquier primer capítulo de una tesis doctoral nos informaría del altísimo coste social y económico que reportaría esa no intervención. Esas cosas debemos dejarlas de lado y centrarnos en los que estamos diciendo: cómo asignamos mejor esos recursos a esas necesidades no cubiertas con esos tratamientos de última generación.

¿Cómo será el manejo del big data en los nuevos tratamientos, para los que no hay aún suficiente experiencia, pacientes y casuística?

H.A.: Es un recorrido de largo alcance que hay que empezar. El tema es relativamente simple en el concepto, lo que es difícil es la implementación y su desarrollo. De lo que se trata es de que, para una patología concreta, determinemos qué indicadores miden esos resultados. Hay organismos internacionales acreditados que prácticamente llegan a consensos en cada patología de cuáles son los indicadores que permitirían conocer cuáles son los resultados para que el paciente pudiera sentir que el tratamiento es el adecuado y, por otra parte, qué X costes vinculados a todas las intervenciones que actúan en esa patología son los que fácilmente podemos medir.

En España tenemos una gran ventaja, y es que tenemos la asistencia primaria y la especializada muy integrada, por lo que podemos hacer una medición de todo el trayecto de un paciente integrando esos datos; en otros países es mucho más difícil porque, aunque hay una mayor experiencia en la captación de datos, es difícil esa integración. Además, gracias a la ventaja que tenemos en nuestro país podemos llegar a medir cuáles de las intervenciones generan mejores resultados atendiendo al coste que cada una representa y, por lo tanto, tener la base para poder decidir. Eso, sin duda, es lo que puede hacernos avanzar en la eficiencia necesaria del sistema.

Por eso digo que el concepto es simple, sin embargo la implementación es enormemente compleja, pero es necesario empezar a hacerlo ya, y eso requiere una concienciación de todos los que están en el sistema: los poderes públicos, que tienen la responsabilidad de gestionar el sistema y de determinar las políticas que actúan en él; los gerentes o gestores, que en la práctica determinan qué intervenciones se utilizan frente a otras; los profesionales, que en el día a día son los que conocen cuáles son los mejores tratamientos que, sobre la experiencia, actúan sobre los ciudadanos; los pacientes; y los que proveemos de bienes y servicios al sistema, que debemos ser conscientes de la necesaria medición de lo que aportamos; ya no se puede suponer hay valor detrás de lo que todos aportan, eso en una época en donde la sostenibilidad no estaba en riesgo porque había partidas presupuestarias suficientes podía valer, pero en un momento de dificultades económicas solo aquello que aporte un valor adicional frente a lo que ya existe o frente a otras alternativas es lo que necesariamente debe imponerse, y todos tenemos que concienciarnos en esa dirección.

"En España tenemos una gran ventaja, y es que tenemos la asistencia primaria y la especializada muy integrada, por lo que podemos hacer una medición de todo el trayecto de un paciente integrando esos datos".

E.S.: Completamente de acuerdo con Humberto, es la dirección en la que debemos trabajar pero, si no damos la oportunidad a medicamentos innovadores y no los probamos con los pacientes y medimos los resultados, nunca sabremos realmente cuál es el beneficio. Cada uno tenemos que poner de nuestra parte, Administración, industria y pacientes, pero hay que empezar. Los medicamentos innovadores son la esperanza, significan alargar la vida de las personas y mejorar su calidad de vida, y tenemos derecho a tenerlos, sin ninguna duda.

"Si no damos la oportunidad a medicamentos innovadores y no los probamos con los pacientes y medimos los resultados, nunca sabremos realmente cuál es el beneficio".

C.L.: Antes de entrar ahí, porque estamos sesgando con mucha habilidad hacia dónde queremos ir, habría que hacer alguna consideración. El análisis retrospectivo es algo que cualquier departamento clínico quirúrgico hace de modo continuado a poco que tenga una gestión de calidad. Cualquier departamento de cirugía general te dirá por qué utiliza una técnica laparoscópica, una cirugía abierta o una determinada contingencia, en función de su experiencia. Por lo tanto, las metodologías de evaluación de tecnología sanitaria están escritas y disponibles desde siempre.

Es importante que demos un salto más y nos vayamos a analizar grandes poblaciones y grandes cantidades de datos, sin olvidar la parte retrospectiva porque si no estaríamos olvidando lo que hemos obtenido hasta ahora y perderíamos una información de base clarísima sobre lo que nos queda por hacer, incluso en esa propia patología y en las patologías múltiples. Eso no debemos olvidarlo porque si hablamos de patología crónica estamos hablando normalmente de pacientes pluripatológicos, y cómo interaccionan esas patologías entre sí es algo que la medicina interna está viendo cada día. Se producen nuevos retos porque hace 15 años carecíamos de determinadas intervenciones, sin embargo ahora tenemos millones de pacientes que han pasado por esa intervención.

"Se producen nuevos retos porque hace 15 años carecíamos de determinadas intervenciones, sin embargo ahora tenemos millones de pacientes que han pasado por esa intervención".

Además, aparecen patologías que no existían antes de que se utilizara esa intervención pero que, lógicamente, con la evolución natural de después de la intervención aparecen 15 o 20 años después, lo cual es muy saludable porque, entre otras cosas, significa que esos pacientes han estado en seguimiento y con el foco muy puesto encima. Entiendo que esto es muy bueno, se está haciendo en determinados grupos y tenemos que dar un salto cualitativo. Si tenemos tecnologías y metodologías, aprovechémoslas, seguro que es positivo para todos porque nos va a informar enormemente más sobre el particular, sobre, entre otras cosas, cual es la mejor forma de gestionar la salud, de envejecer con mayor calidad de vida, más activos y más participativos.

¿Cómo analizamos los datos y qué valor le damos, por ejemplo, al incremento de la esperanza de vida, quizás limitado pero básico para ese paciente?

C.L.: Eso en bioética no tiene entrada, lo he hablado con muchos bioéticos y eso es un sesgo inaceptable en cualquier planteamiento.

E.S.: Se debe de ir hacia una medicina mucho más personalizada, no podemos medir en general. Un paciente terminal que va a sobrevivir tres meses, quizás haya que valorar la administración de un tratamiento costosísimo, pero un paciente con 7-8 años que se le va a aumentar la esperanza de vida 5-6 años, y que mientras tanto puede haber llegado otro fármaco que le cure, por supuesto que sí hay que proporcionárselo. Es complicado entender que un paciente no tenga acceso a un producto que autoriza la FDA, la EMA y la Aemps, y que está disponible. Una vez que tenga acceso, midamos los resultados, qué ocurre con ese paciente y con ese tratamiento, y si es necesario retirarlo se retira, pero no se le pueden negar oportunidades a nadie. Aquí los pacientes demandamos transparencia y una vez más que se tenga en cuenta nuestra opinión, que nos permitan participar de esa evaluación.

"Aquí los pacientes demandamos transparencia y una vez más que se tenga en cuenta nuestra opinión, que nos permitan participar de esa evaluación".

H.A.: El tema es muy complejo, además es susceptible de que el componente subjetivo actúe en la respuesta. Lo primero es conocer, es medir bien, y es saber de qué estamos hablando. Una vez tengamos clara cuál es la aportación de ese fármaco, debe ser la sociedad la que determine la posibilidad de ser introducido en el sistema de libre designación y, por lo tanto, reembolso, y además a qué precio, pero teniendo en cuenta alguna otra circunstancia adicional que tiene que ver con el legado que tenemos que dejar a las futuras generaciones. En el ámbito farmacéutico la investigación siempre es bifurtiva, es incremental en la mayoría de los casos, y aunque en términos de salud, en alguna situación concreta, los poderes públicos pudieran determinar que no tiene razón financiar ese medicamento con un determinado coste, que ha tenido que adquirirse como consecuencia de la necesaria compensación-amortización de la inversión que ha habido que sufrir, a lo mejor desde el punto de vista de ese progreso tecnológico la forma de entender el problema es distinta. Son muchas variables las que entran en juego pero entiendo que deben ser los poderes públicos en última instancia, en una medición correcta y en una trasparencia absoluta de la decisión que adopten, quienes la tomen en función de las responsabilidades que tienen.

Por lo tanto, serán los ciudadanos los que tendrán que juzgar si ese responsable público ha tomado una decisión que va dirigida hacia los interés de la sociedad o va en contra de lo que esta mayoritariamente entiende. No solo hay que tener en cuenta la medición del valor que aporta ese medicamento o esa nueva tecnología en sí, y otros aspectos que van más allá del componente de aplicabilidad en la salud en el corto plazo, sino qué legado o qué posibilidades posteriores la financiación de ese medicamento puede dar lugar porque la innovación en muchos ocasiones es incrementable. Si no permitiésemos determinados pasos que, en principio, su aportación pudiera llevar, si lo miramos desde esa óptica, a un rechazo, impediríamos un progreso que podría dar lugar a mejoras sustanciales. La historia del medicamento está plagada de ejemplos que si se hubieran abortado porque su aportación en términos de salud no era relevante, no se habría permitido abrir caminos y vías de investigación que posteriormente han dado lugar a un avance por suma de incrementos enormemente importante para la sociedad.

"Son muchas variables las que entran en juego pero entiendo que deben ser los poderes públicos en última instancia, en una medición correcta y en una trasparencia absoluta de la decisión que adopten".

C.L.: Me voy a sumar a lo que dicen tanto Esther como Humberto, en la historia de la farmacología el sistema de pequeños pasos nos ha aportado muchísimas cosas positivas. Por ejemplo, aunque los antiinflamatorio no esteroides de hoy nos mantengan en el mismo lugar que hace 40 años, y esto es una opinión muy personal, considero que ha sido valido todo el esfuerzo investigacional y la consecución de recursos que se ha llevado porque al menos, entre otras cosas, hemos sacado algunas subfamilias de inhibidores de ciclogesinaxa, y hemos avanzado en el tratamiento de algunas coagulopatias, y hasta hemos tenido algún beneficio lateral positivo en el caso de grandes familias de fármacos que durante 40 años no nos han aportado nada en términos generales, más allá de la diseminación del conocimiento. Pequeños pasos, prueba y error. Así es como se construye el conocimiento, y la farmacología no es extraña a ello, es una rama de la medicina que se beneficia extraordinariamente de este fenómeno de acumulación de micropasos. Pero, por favor, separemos eso del tema económico, busquemos primero el acuerdo en el modelo antes de empezar a decir esto quién lo paga y cómo se paga, porque hay cosas muy interesantes en la cronificación, en los resultados en salud.

"Busquemos primero el acuerdo en el modelo antes de empezar a decir esto quién lo paga y cómo se paga".

Hay algún estudio tremendamente interesante sobre el particular, por ejemplo de la demanda sociosanitaria o de cuidados adicionales que tiene la cronificación de patologías que hace 15 años eran mortales y para las que hoy se ha alargado la expectativa de vida. La angustiad del paciente y la necesidad de apoyo han creado una necesidad adicional que hasta finales del siglo XX no se conocía.

Ahí estoy de acuerdo con Esther en que el sistema tiene que hacer algo, pero también lo tiene que hacer el paciente porque la actitud con la que se vive la enfermedad varía de persona y no podemos intentar homogeneizar y tratar a todas las personas de la misma manera. Por ejemplo, si uno se va a una unidad de valoración de incapacidades, el psicólogo que esté allí le dirá que un 40% de las personas con determinada discapacidad no necesitan un apoyo psicológico, es más, puede estar contraindicado. O sea, las consecuencias de la intervención también en materia de otros cuidados deberían entrar en el análisis. De hecho, debo decir que preocupan mucho a los expertos en cuidados sociosanitarios porque hay una tendencia a decir “esta persona ha tenido tal problema, hay que tratarla así y hay que darle este apoyo”, cuando en realidad los psicólogos dicen que hay que ir a la valoración personal.

Estamos ante situaciones nuevas que habrá que abordar previo conocimiento, y para eso volvemos a lo que ha empezado enunciando Humberto, tenemos que conocer mejor, y también lo ha dicho Esther, son necesarios registros de pacientes, mejores análisis, mejor conocimiento, o el big data, ya que teníamos dos quintillones diarios de transacciones busquemos la mejor forma de aprovechar esas fuentes de información, seguro que nos van a orientar muchísimo sobre los próximos pasos.

Hay voces que piden restructurar la colaboración del paciente con el sistema, por ejemplo, disminuyendo el copago de los medicamentos genéricos, y otras que se alzan reclamando que debe volver a haber una diferencia de precios entre los medicamentos genéricos y los de marca, ¿qué valoración hacéis de esto?

C.L.: Estamos hablando de elementos instrumentales, porque si lo que se busca es aumentar el porcentaje de envases de medicamentos genéricos dispensados las herramientas pueden ser múltiples, desde quitarles la aportación hasta volver a la discriminación positiva. Estoy de acuerdo en que esté dispuesto que un medicamento original tenga un tiempo para obtener un beneficio legitimo después de una inversión y, sobre todo, del riesgo que ha corrido en la investigación y desarrollo, pero trascurrido un tiempo no es menos cierto que, en la misma dialéctica, ¿por qué tendría que tener ventaja el genérico, si ya son medicamentos de uso bien establecido, clásicos? ¿Por qué tiene que preferirse el genérico a la marca? Ese podría ser uno de los elementos de discusión. Ahí estamos ante discusiones políticas y ante intereses de diferentes empresas y subsectores. En su momento la legislación introdujo una discriminación a favor de los genéricos, pero en ese momento estaban, dentro del SNS, por el 22-24% en envases, y ahora están en el 48,2%. Situaciones distintas pueden exigir abordajes distintos.

Los genéricos son importantísimos en el sistema nacional de salud de un país, pero no es menos cierto que pasado un tiempo la diferencia entre genérico y marca ha quedado completamente difuminada. Cuestión distinta es si tienen que mantenerse la igualdad de precios o no. Con los sistemas actuales informáticos, si la decisión política es un mínimo de precio financiado y a partir de ahí que el paciente se haga cargo de la diferencia si prefiere un producto a otro, eso podría ser perfectamente posible. Ahora bien, preguntémoselo a nuestros próceres políticos si van a utilizar el anatema de medicamento de ricos y pobres como arma arrojadiza, esos son otros elementos. Pienso que cuando llegamos ahí estamos hablando ya de elementos de gestión que podrán ser útiles pero son una parte concurrencial o de competencia, y es muy difícil acudir a esas otras soluciones con la cultura, la historia y la tradición del sistema nacional de salud español de un precio financiado.

"Los genéricos son importantísimos en el sistema nacional de salud de un país, pero no es menos cierto que pasado un tiempo la diferencia entre genérico y marca ha quedado completamente difuminada".

H.A.: El equilibrio entre los dos segmentos desde hace mucho años en España ha quedado totalmente claro. En 2012 se definió la línea de los derechos de propiedad industrial en nuestro país, el genérico sabe que puede aparecer cuando expiran los derechos de propiedad industrial o los derechos de protección de datos y, por lo tanto, tiene plena posibilidad de intentar coger cada parte del mercado en base a lo competitiva que sea cada compañía. A partir de ahí, entiendo que no cabe ninguna discriminación que no se atenga a un orden de actuación como en otro países desarrollados existe.

Además, la CNMC tendría algo que decir si se discriminara. No entiendo que grandes compañías multinacionales que actúan en el mercado de los genéricos requieran de una ayuda especial en nuestro país, no tiene ningún sentido cuando, además, como decía Carlos, el 50% de los medicamentos que están en el sistema de precios de referencia son genéricos, y prácticamente el 80% de lo que hoy se prescribe en términos de unidades en nuestro país está en precios de referencia. Por lo tanto, cualquier tipo de discriminación que se planteara hoy no tendría ningún sentido. Entiendo que fuera así hace bastantes años, cuando tenía que crearse una incipiente industria de genéricos en nuestro país que permitiera una competitividad en ese segmento, que hasta la fecha estaba arrastrando los precios a la baja. Pero hoy es un sector que está internacionalizado, con grandes compañías de grandes multinacionales; que en España tuviera un apoyo adicional me parece que no soportaría ningún análisis crítico ni racional que se pudiera realizar sobre esa cuestión.

C.L.: Hay una cosa muy simple: el medicamento original tiene un periodo de protección de patente que le otorga unos compromisos supranacionales, nos podrán gustar o no pero son los que son y, por lo tanto, en un estado de derecho hay que respetarlos. Vencida la protección de patente se entra en los mecanismos de competencia y ahí, hoy por hoy, hay una cierta diferencia de país a país. Hay países muy marquistas como Francia e Italia, y otros menos marquistas como es España. Ahí estamos hablando de cultura, de tradición, etc., por lo que los contrastes internacionales aportan muy poco, por no decir nada. Cuando un genérico lleva 10-15 años en el mercado, y ha pasado ya a ser clásico, ¿qué diferencia hay entre un medicamento de marca y dicho genérico? No la veo, porque ha pasado ya la prueba del mercado, y el posicionamiento en él con las herramientas comerciales que sus titulares de comercialización hayan considerado oportunas.

En este sentido, quien quiera utilizar una marca o la prescripción por principio activo o el genérico, será dentro de su experiencia profesional o, en el caso del paciente, de su entender, es decir, de su conocimiento de la marca o de la experiencia en que con cierta molécula, que le prescribe su médico de confianza, le ha ido bien. En esas cuestiones el legislador no debería entrar, al menos en un estado de libre mercado.

¿Qué se puede hacer para fomentar la adherencia al tratamiento?

"Es un plan que deben hacerlo suyo las autoridades, los pacientes y la industria, y debemos trabajar en esa línea porque hay muchísimo que mejorar en ese aspecto".

E.S.: Se puede hacer muchísimo. La Plataforma de Organizaciones de Pacientes ha tenido la gran suerte de poder trabajar en el Plan de Adherencia que ha coordinado Farmaindustria y realmente el campo de mejora es muy amplio. Es cierto que no vamos a entrar en todos los detalles de por qué un paciente no es cumplidor, porque cada patología requiere de un tratamiento diferente; hay tratamientos tan costosos en tiempo y en dificultad para realizarlos que es muy difícil que un paciente sea cumplidor. Deseamos que el Plan avance, que lo podamos trabajar y no se quede ahí como un libro más encima de la mesa. Es un plan que deben hacerlo suyo las autoridades, los pacientes y la industria, y debemos trabajar en esa línea porque hay muchísimo que mejorar en ese aspecto y todos los pasos que propone el Plan son efectivos y nos permitiría ahorrar costes innecesarios.También nos gusta mucho hablar de toma de decisiones compartida y tratamiento a los pacientes.

Hay muchas veces que por el poco tiempo que hay en la consulta, sobre todo en el caso de los pacientes crónicos, no se repasa su tratamiento. Si hiciéramos el ejercicio de entender al paciente mejor, de ver por qué tiene que tomar esa medicación y para qué, si negociara con su médico su tiempo disponible y su facilidad para realizarlo, la adherencia aumentaría y seguramente reduciría el coste y mejoraría la calidad de vida del paciente. En adherencia hay mucho que trabajar pero quiero destacar el Plan de Farmaindustria porque creo que nos abre un campo a la mejora muy importante. Desde la Plataforma de Organizaciones de Pacientes consideramos que este tema es vital, porque hemos identificado grandes problemas de adherencia que ponen en riesgo la salud de los pacientes. Sobre todo en aquellos mayores y polimedicados que muchas veces al cambiar la bioapariencia de su medicación la confunden y pueden llegar a tener serias complicaciones.

"Hay muchas veces que por el poco tiempo que hay en la consulta, sobre todo en el caso de los pacientes crónicos, no se repasa su tratamiento".

H.A.: Nadie cuestiona la importancia que tiene la adherencia en el uso responsable del medicamento, en la mejora de la eficiencia y, por lo tanto, en resultados en salud, como venimos hablando de manera clara y manifiesta. Nosotros, en su momento, coordinamos un Plan de Adherencia que se contemplaba desde una óptica absolutamente integrada y, además, incorporando todos los agentes del sistema, entendiendo que para nosotros la incorporación de eficiencia en el sistema es fundamental. Además, nos sentíamos en la posibilidad de coordinar recursos para poder establecer un plan que pudiera ser implementable a las farmacias. Nos preocupa que este Plan, que tiene que validarse en el Consejo Interterritorial, no avance ni sea recogido por las 18 Administraciones, la Central y las Autonómicas.

El Plan sería una apuesta de país importante porque, con unos escasísimos recursos que contempla como necesarios para poderse implementar, España podría encabezar una acción a nivel internacional desde una óptica global. Ha habido muchos intentos en todos los países de desarrollar planes al respecto pero tan integrado como este creo que no hay ninguno. E insisto, con una dotación de recursos no excesivamente importante y que, además, podría provenir de la Disposición Adicional VI, la tasa que paga la industria farmacéutica. En el Plan de Adherencia hay unos modelos, que hemos realizado, que permiten contemplar qué relación hay entre incrementos de la adherencia al tratamiento y mejoras en los estados de salud, y de costes derivados de los mismos. Es una lástima, por lo que desde aquí haría un llamamiento al Ministerio de Sanidad y a las CC.AA. para que pudieran contemplar ese Plan como una acción global de todo el país, a través de un tipo de organización que pudiera gestionar todas las acciones de forma coordinada, que sería pionero a escala internacional y tendría beneficios a nivel de resultados y de costes.

"El Plan sería una apuesta de país importante porque, con unos escasísimos recursos que contempla como necesarios para poderse implementar".

E.S.: Ha sido un ejemplo cómo Farmaindustria se ha retirado y nos ha dejado trabajar. Creo que, por primera vez, nos sentábamos a la mesa pacientes, médicos, enfermeros, farmacéuticos, y Administración. Desde luego, nosotros estaríamos encantados de poder colaborar y hacer que este Plan se lleve a cabo.

"Creo que, por primera vez, nos sentábamos a la mesa pacientes, médicos, enfermeros, farmacéuticos, y Administración".

C.L.: Es difícil discrepar, nada hay más ineficiente que montar un quirófano y no utilizarlo, o que dispensar un medicamento y no utilizarlo adecuadamente, o sea que absolutamente de acuerdo. Ojalá podemos hacer algo en ese sentido, porque cuando hablo con colegas de otros países, y no solamente de la Unión Europea, la preocupación por la falta de adherencia es mayúscula, especialmente en los tratamiento crónicos, en los que baja el nivel de atención del paciente con el tiempo, aparte del deterioro cognitivo. Los medicamentos en los tratamientos crónicos pasan a formar parte del paisaje y no se da uno cuenta de que, entre otras cosas, hay que tomarlos según la vía médica.

¿Qué opinión tiene Farmaindustria sobre la apuesta por la innovación y por la investigación?

H.A.: En este sector o innovas o no tienes cabida. Además, es una responsabilidad, porque si no pensamos que el objetivo último de nuestras compañías es proporcionar los mejores tratamientos al paciente, nos estamos equivocando. Me gustaría comentar el esfuerzo que la industria farmacéutica está haciendo en el campo de la trasparencia, alineándose a las demandas que la sociedad reclama en esta materia.

Nosotros entendemos la trasparencia, que no es un fin sino un medio, como una herramienta para evitar conflictos de interés en las relaciones que se establecen entre la industria y el médico, y también entre la industria y el paciente. Estamos dispuestos a que a través de esta iniciativa podamos poner en valor la necesaria colaboración que la industria tiene que realizar con el profesional sanitario. Primero, en materia de investigación, porque gran parte de la investigación en el ámbito médico se realiza a través de ensayos clínicos en los que la participación del médico es fundamental. Y segundo, es necesario que el médico haga el mejor uso del medicamento, la elección más adecuada en cada caso, y para eso debe conocer perfectamente el fármaco, por lo que la labor que se realiza para que el médico pueda elegir la mejor opción en su prescripción es fundamental, y como esa relación es necesaria, legítima e importante, debe hacerse de la manera más objetiva, independiente y rigurosa posible.

Entendemos que la trasparencia abunda en esa dirección. Si trasparentamos esa relación, eliminamos cualquier sombra de duda que pueda albergarse sobre la relación entre el médico y la industria. La opacidad genera desconfianza y la trasparencia confianza, todo lo contrario. Pensamos que es fundamental para poner en valor esa relación y para que además nadie dude de que esa relación es beneficiosa en última instancia para el paciente.

"Me gustaría comentar el esfuerzo que la industria farmacéutica está haciendo en el campo de la trasparencia, alineándose a las demandas que la sociedad reclama en esta materia".

¿En qué consiste el Plan de Estado para el acceso a los tratamientos innovadores de última generación que propone la Plataforma de Organizaciones de Pacientes?

E.S.: El Plan de Estado debería ser para Sanidad en general, para todo el sistema, en vez de utilizar el sistema sanitario como arma arrojadiza por los diferentes grupos políticos. Dicho esto, consideramos que se necesita un Plan de Estado para la innovación, ya que sabemos que hay muchos tratamientos innovadores que están por venir y no podemos permitirnos que se produzcan situaciones en las que existan tratamientos disponibles para curar una enfermedad, pero no exista un plan de cómo proceder a la administración de ese tratamiento. Reclamamos que haya un plan el que se analicen los tratamientos innovadores que están por llegar, que se tenga en cuenta la opinión de los pacientes con respecto a su valor terapéutico y que se dote de financiación a esta innovación a nivel estatal, con un acuerdo con las CCAA.

Asimismo, creemos que cuando un medicamento está aprobado, está financiado en otros países y tiene recomendaciones positivas por parte de la Aemps, no puede tardar tanto en llegar a España, porque los tiempos para los pacientes no son los mismos que para la Administración. Y además, sobre todo, hay que dotar de equidad al SNS en el acceso a los fármacos. No puede ser que en algunos hospitales tengamos acceso a innovación y que a tres kilómetros tengamos otro hospital sin acceso. Creemos que es importante un plan para mediar en todos estos temas.

"Creemos que cuando un medicamento está aprobado, está financiado en otros países y tiene recomendaciones positivas por parte de la Aemps, no puede tardar tanto en llegar a España, porque los tiempos para los pacientes no son los mismos que para la Administración".

C.L.: No puedo estar en absoluto de acuerdo con que aquí se tarda más en financiar la innovación que en otros países, eso es absolutamente contrario a la verdad. Estamos en algo menos de 5 meses en la autorización de las decisiones de financiación, muy por debajo de Francia, del GKV alemán, de Bélgica, de Portugal, de Italia, y de muchos otros países.

En la actualidad eso no es así, lo fue hasta el año 2012-2013 pero ha dejado de serlo, y ahí están los datos que tiene nuestro sistema informático de financiación, en el que el mayor factor de retraso es la burocracia interna de las multinacionales, del proceso de decisión de precios que se toma en las casas centrales de las mismas. En muy pocas semanas se financian los medicamentos cuando el centro de decisión está próximo al Ministerio de Sanidad, así que eso no lo puedo admitir. Cuestión distinta es que las multinacionales se tomen muchísimo tiempo y después de una negativa a la financiación inicien un segundo procedimiento o un tercero. Y muy distinto es también que para medicamentos autorizados se utilicen vías espurias  de acceso como se puede ser la importación de medicamentos.

"Lo nuevo no tiene porqué ser mejor necesariamente que lo preexistente, hay que demostrarlo, y demostrarlo de manera objetiva".

Es cierto que debemos mejorar, por supuesto, pero no solamente las Administraciones. Lo nuevo no tiene porqué ser mejor necesariamente que lo preexistente, hay que demostrarlo, y demostrarlo de manera objetiva. No se puede tomar sin más la palabra “nuevo” como mejor, porque en muchas ocasiones, y en ámbitos muy diferentes a la medicina, se descartan cosas nuevas porque no dan las prestaciones de lo que ya tenemos consolidado. Lo primero es aceptar que lo nuevo tiene que demostrar que, como mínimo, iguala lo existente, y a partir de ahí, si mejora, excelente. Eso es la innovación contributiva.

E.S.: Claro que a veces lo nuevo no es mejor, pero a veces lo nuevo es lo único. Y en cuanto a plazos me refería no a que esté autorizado por el SNS sino a que el paciente tenga acceso a tomarlo. Desde que se toma una decisión positiva por parte del Ministerio, se financia y se rembolsa el precio, hasta que llega a que el paciente lo pueda tomar, pasamos por una serie de barreras como son las CC.AA., hospitales, comisiones de farmacia, etc., y eso hace que se retrase muchísimo el acceso al medicamento. Por eso hay que mejorar en esa burocracia y, como decía antes Humberto, el Consejo Interterritorial debería cumplir con su función. Si un medicamento se acepta y se dice que hay que financiarlo, hay que intentar que al paciente le llegue lo antes posible.

"Si un medicamento se acepta y se dice que hay que financiarlo, hay que intentar que al paciente le llegue lo antes posible".

C.L.: No voy a romper lanzas en áreas que no son de mi competencia, pero como sanitario que soy, con más de 40 años desde que me licencié, considero que si llega una nueva intervención terapéutica no se puede tomar sin más, tengo que hacer un mínimo de estudio, de ver a qué pacientes la puedo aplicar, y cuál es la metodología de aplicación.

E.S.: Por supuesto, pero me estaba refiriendo a productos que estén ya financiados y con precio. Imagino que si el Ministerio fija un precio y un reembolso es porque ya sabe que va a ser óptimo para el paciente. Pero luego viene el buen hacer médico, farmacéutico, enfermero o de cualquier otra profesión sanitaria. Tenemos una curva de aprendizaje: que haya sido aprobado o financiado no significa que ya, automáticamente, pueda entrar en uso, porque ningún bien y servicio lo puede hacer, y precisamente la biomedicina es muy rápida en la introducción de innovación, en la práctica general. Tenemos también que darnos cuenta de que son necesarios unos tiempos hasta que las cosas se aprenden y se optimizan, porque no es correcto pecar de prisa a la hora de introducir nuevas intervenciones, y no solamente en medicina sino en cualquier orden de la vida.

"Ese retraso imputado a la negociación de las multinacionales con la Administración, que dice Carlos, ocurre en todos los países, no es típico solo de España".

H.A.: Nuestras asociaciones a nivel europeo intentan medir en cada país los tiempos que trascurren desde que la EMA autoriza el medicamento hasta que entra en el nomenclátor correspondiente para poner en acceso esos medicamentos a los ciudadanos. En España, en épocas previas a la crisis, liderábamos en tiempos de acceso en Europa. En la época de crisis pasamos de estar a la cabeza a estar en la cola, y aproximadamente desde 2013 estamos en los niveles intermedios. Ese retraso imputado a la negociación de las multinacionales con la Administración, que dice Carlos, ocurre en todos los países, no es típico solo de España. Por lo tanto, hay que descontar ese fenómeno porque ocurre en todas partes.

¿No existe determinada fijación, a veces excesiva, de gestionar lo público olvidándose de lo privado en el ámbito sanitario?

C.L.: En medicamentos no es así porque la comercialización efectiva se produce cuando hay ya una decisión de financiación. Si el gestor público mirara solamente por el dinero lo tendría muy sencillo: no financiaríamos casi nada, los genéricos y poco más. O sea que no se puede decir que no miramos por los pacientes o por el entorno privado, porque ahí está la modificación del vigente artículo 92, que indica que en las decisiones de precio en determinado momento se mire la contribución al PIB.

No podemos tener una visión absolutamente holística, creo que nadie la tiene, pero que se ha ampliado el foco es notable, y muchas veces nos encontramos en el Ministerio defendiendo temas de empresa nacional, de interés para el PIB español, y temas de pacientes, cuestión que debería de ser responsabilidad de otras representaciones pero si ellas no lo hacen no nos avergüenza hacerlo nosotros. Por ejemplo, desde el Ministerio hemos tenido que advertir muchas veces que se estaba desasistiendo a una franja de pacientes que tienen derecho a determinado tratamiento, porque estábamos más allá del límite de lo eficiente, de lo razonable, o de lo justo si me permite la palabra. Por lo tanto, creo que asignarnos solamente el calificativo de contables es injusto.  




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